Las Movilizaciones Populares.
Las fuerzas antifranquistas también promovieron una serie de movilizaciones populares que reclamaban las libertades democráticas y la amnistía para los presos políticos.
En Cataluña y en el País Vasco se promovieron diversas huelgas generales y en Madrid varios sectores permanecieron en huelga durante semanas. El gobierno y los empresarios respondieron a la conflictividad con gran contundencia represiva.
La
tensa situación del país polarizó las posturas dentro de la clase política
procedente del franquismo. Los inmovilistas solo aceptaban la continuidad del
régimen y la represión policial a la vez que estimulaban la acción de grupos
paramilitares para acallar a la oposición. Los reformistas, ante la incapacidad
del gobierno de Arias Navarro, se esforzaron por desplazar del gobierno a los
inmovilistas con el visto bueno de la monarquía.