La Zona Republicana.
La guerra originó, en la zona republicana, una situación compleja.
Para atajar la sublevación, que contaba con la gran mayoría del ejército español, José Giral, tomó la decisión de entregar armas a las milicias de los partidos y sindicatos, disolver el ejército tradicional y los cuerpos policiales y decretar la creación de batallones de voluntarios.
En 1936, el poder del Estado sufrió un desplome, surgiendo los consejos, comités y juntas que se encargaron de organizar las funciones del gobierno.
Los
territorios que permanecieron fieles a la República, el alzamiento militar
provocó la extensión de un clima revolucionario, que desencadenó una persecución
a determinados sectores de la burguesía y clases acomodadas, además, de saqueos
e incendios de iglesias y asesinato de políticos como José Antonio Primo de
Rivera.