El Golpe de Estado del 23-F
La principal amenaza al sistema democrático provenía fundamentalmente de la pervivencia en el estamento militar de sectores hostiles al proceso democrático, que habían visto la legalización del PCE, el proceso autonómico, el terrorismo y la anunciada reforma del ejército como graves signos de alarma que justificaban su intervención.
El 23 de febrero de 1981, mientras se estaba realizando en el Congreso de Diputados la votación de investidura de Calvo Sotelo como sucesor de Suárez en la presidencia del gobierno, un grupo de guardias civiles al mando del teniente coronel Antonio Tejero irrumpió en el hemiciclo, interrumpió la votación por la fuerza y retuvo a todos los diputados.
Paralelamente,
el capitán general Milans del Bosch se sublevaba en Valencia y sacaba los
tanques a la calle para imponer un golpe de Estado militar.