"El Cazador"

03.02.2021

Carlos IV se levantaba muy temprano, a las cinco de la madrugada, rezaba y oía en sus aposentos dos misas diarias. A las seis de la mañana se dedicaba a la lectura de obras piadosas para posteriormente tener un potente desayuno. Comía siempre a las doce del mediodía.
Su gran afición fue la caza, y para realizarla contaba con una amplia colección de armas, teniendo a su servicio los mejores armeros del país. Salía a cazar a la una del mediodía sin importarle la climatología y no regresaba al palacio hasta el anochecer.
Después de su jornada de caza, era cuando atendía sus obligaciones reales y durante media hora recibía a los ministros. Posteriormente, se dedicaba a jugar a las cartas o a escuchar audiciones de violín. Luego de una potente cena, se iba a la cama a las once de la noche. 

(Carlos IV) 

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